HABITAR LA CASA
La casa es ahora tan sólo
la anamorfosis de un umbral(1).
La nueva configuración de los espacios públicos y privados
en una sociedad en red afecta de manera especial a las mujeres como habitantes
históricas de la esfera doméstica. Las nuevas posibilidades
de la máquina para traspasar la pared-pantalla hacia lo público
(y viceversa) animan un uso emancipador de la tecnología y posibilitan
una desubicación del trabajo, la educación y las relaciones
personales (teletrabajo, teleformación, telepresencia). Sin embargo
esta posibilidad aumenta también los riesgos de reclusión
de la mujer en el espacio doméstico y su perpetuación en
la invisibilidad.
De igual manera, la posibilidad de que el espacio de lo público
llegue al hogar también permite que lo privado se haga público.
Las historias, experiencias y memoria domésticas dejan de ser privadas.
El carácter no unívoco de la red facilita que la mujer espectadora
deje de serlo y se convierta además en productora y distribuidora
de información, que se convierte además en creadora de dispositivos
donde la historia pueda producirse. Pensemos que la red facilita la función
central constitutiva de las prácticas artísticas, tal como
señala Guattari , y ésta no consiste en contar historias,
sino en crear dispositivos en los que la historia pueda hacerse (2).
1.
VIRILIO,
P.: Estética de la desaparición. Barcelona, Anagrama, 1988:
p.73.
2. Felix Guattari, citado en:NEGRI, T. : Arte y multitud. Madrid, Trotta,
2000: p.16. |